Comenzamos hoy una serie de artículos que intentará dar a conocer distintos parajes de la Comunidad de Madrid. Con el objetivo de planificar el fin de semana de la recién estrenada primavera, todos los jueves propondremos una excursión por el medio natural o una visita cultural por la región.

Empezaremos por Chinchón, con un paseo por este conjunto histórico rodeado de viñedos y olivos. Las casas apiñadas de su Plaza Mayor son uno de los espacios urbanos madrileños con más sabor castellano.

Chinchón despertó como pueblo al constituirse el señorío de Chinchón, una gracia que otorgaron los Reyes Católicos a don Andrés Cabrera y doña Beatriz de Bobadilla, dama de honor de Isabel, por el apoyo que dieron al conflicto hereditario de la Beltraneja. Años después, aquel territorio se convertiría en condado, merced a la ayuda prestada por sus herederos a la Corona en el conflicto comunero.

La primera parada que debemos hacer es el monasterio de las Clarisas, del S. XVI, que es la sede del panteón de la quinta generación de los condes de Chinchón. Es éste un edificio sencillo y sobrio, levantado en ladrillo y mampostería con piedra de la zona y claustro de dos plantas.

Anterior a este monasterio es el Castillo de los Condes, del S. XV. Su mal estado no permite las visitas ya que sólo se conserva el foso, el puente levadizo, el patio de armas y el escudo de la portada. Pero, su emplazamiento, situado a 800 metros de altitud, proporciona unas vistas inmejorables de la alcarria madrileña.

El actual Parador de Turismo fue en su día el Convento de Agustinos (S. XVII y XVIII). Merece la pena tomarse un respiro en el bello patio central y recorrer sus jardines escalonados. Del viejo convento solo se conserva la actual ermita barroca del Rosario.

Muy cerca de allí nos encontramos con la célebre plaza de Chinchón del S. XV- XVII. Ha sido escenario de representaciones teatrales, de fusilamientos, de rodaje de películas… y también ha servido como coso taurino. El recinto es irregular y las galerías están apoyadas en columnas de piedra y balconadas de madera pintadas en verde, por decisión expresa de los vecinos. En los bajos se encuentran los restaurantes, tiendas de recuerdos y panaderías de filigranas.

Otros de los puntos de interés que no debe perderse el visitante es la parroquia (S. XVI- XVII) cuyo mayor tesoro es el cuadro de la Asunción pintado por Goya y el Teatro Lope de Vega, donde el dramaturgo madrileño estrenó una obra.

 Más información en «Pueblos y paisajes de Madrid» de Javier Leralta.

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