Nuestro particular Marco Polo podría ser Ruy González de Clavijo, un español que recorrió 6000 kilómetros para llegar a Samarkanda allá por el S. XV y otros 6000 para regresar. Un extraordinario viaje que realizó sin muchas facilidades y que contamos a continuación.
Corría el año 1403 y los turcos suponían una gran amenaza para el mundo occidental. Este fue el motivo por el que el rey Enrique III de Castilla quiso entablar una alianza con el conquistador mongol Timur Lenk (o Tamerlán), que les hiciera fuertes en el mismo frente común. Y por eso envió una expedición liderada por Ruy González de Clavijo.
Cargados de regalos y con una carta firmada por el Rey, el pequeño grupo salió del Puerto de Santa María, atravesaron Turquía, Irak e Irán y en el camino sufrieron todo tipo de calamidades (tempestades marítimas, inclemencias del invierno, etc). Tuvieron que desviarse de su itinerario inicial en varias ocasiones para evitar guerras.
Muchos murieron por el camino y otros abandonaron exhaustos o enfermos. Finalmente, tras dieciséis interminables meses, alcanzaron Samarkanda el 8 de septiembre de 1404. Tamerlán les recibió con grandes festejos, pero el líder mongol se ausentó de las celebraciones para preparar la estrategia de sus 250.000 hombres que iban a atacar China.
Después de varios días de ausencias y de la incertidumbre que suscitaba este hecho entre los embajadores españoles (que no habían alcanzado aún ningún acuerdo) recibieron la noticia de que Tamerlán había muerto. En medio de las revueltas producidas por la muerte de su líder, los españoles fueron coaccionados a regresar. La empresa había sido un fracaso.
Sin embargo, todavía hoy, en Samarkanda, permanece el recuerdo de este viaje y de los aventureros que lo protagonizaron. De hecho, fue Tamerlán quien antes de partir a su campaña hacia China, ordenó construir una pequeña población con el nombre de Madrid (hoy es un barrio de Samarkanda). También una de las calles de la ciudad lleva por nombre «Rui Gonsales de Klavixo», en honor a Clavijo y su comitiva.
Más información en Madrileños ocultos de Marco Besas.