Luis Candelas, Madrid Luis Candelas, posiblemente el bandolero más afamado de cuantos pasaron por Madrid vivió en la primera mitad del Siglo XIX. Si por algo pasó a la historia fue por lo astuto y original de sus golpes. No era un ladrón o asaltador al uso, Candelas utilizaba su ingenio para llevar a cabo sus asaltos y como muestra de ello os vamos a relatar uno de sus más sonados episodios.

En cierta ocasión, Candelas se presentó disfrazado de mayordomo de un Conde en una choricería de la Calle Toledo acompañado de dos de sus secuaces, también caracterizados de mozos y portando grandes cestos. Según atravesó la puerta, el bandolero saludó al dueño del establecimiento con muy buenas palabras y comenzó a realizar su largo pedido. Longanizas, chorizos, jamones, salchichón… ¡No faltaba de nada! Según Candelas iba eligiendo las mercancías, sus compinches las iban colocando en las cestas de mimbre.

Al terminar de realizar el pedido, solicitó a sus hombres que fueran llevando todos los productos a casa del Conde mientras el se disponía a pagar al tendero. En ese momento se dio cuenta de que aún faltaba un producto para completar el encargo, dos libras de manteca de la mejor calidad. Cuando el señor de la tienda la estaba envolviendo, Luis Candelas la olisqueó y mostró su desagrado, diciendo que no era tan buena como él quería. En ese momento se la ofreció a oler al dependiente para comprobar su estado y, cuando lo tuvo lo suficientemente cerca, se la estampó en toda la cara para a continuación salir huyendo.

El pobre dueño de la choricería quedó desconcertado y confundido hasta caer en la cuenta de que había sido víctima de otro de los golpes de Luis Candelas. El bandolero más famoso de Madrid se había salido de nuevo con la suya.

Éste relato es una de ls muchas curiosiades que podréis encontrar en nuestro lubro «De taberna en taberna por el Madrid más fantasmagórico»

/* Estilos para menú plegable móvil Divi */ /* JS para menú plegable móvil Divi */