Hoy, con motivo de la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, Ediciones La Librería quiere recoger los primeros pasos de las asociaciones femeninas en nuestra ciudad. Resumir en pocos párrafos el trabajo de tantos años es osado. Pedimos disculpas si, en el intento, no reflejamos todo el esfuerzo de estas mujeres.

En 1870 Fernando de Castro funda, junto a un grupo de inteletuales, la Asociáción para la Enseñanza de la Mujer con el objetivo de facilitar el acceso a la educación. En veinte años se consigue la fundación de una revista propia, «Instrucción para la mujer», la creación de la Asociación de Institutrices y Profesoras de Comercio y Escuelas Primarias y de Segunda Enseñanza.

María de Maeztu

En 1915 se constituye, dentro de la Residencia de Estudiantes, un grupo denominado Residencia de Señoritas cuya presidenta es María de Maeztu. Su filosofía será la misma que la de la Residencia de Estudiantes: una educación reformista y liberal. La intención era elevar el nivel educativo y cultural de la mujer, procurándole cauces de independencia y autonomía para su integración en la vida social.

Por otro lado, en 1918, se funda en Madrid la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, con el objetivo de promover los derechos de las mujeres, especialmente el derecho al voto. En sus primeros años fue liderada por la empresaria María Espinosa de los Monteros.

Dos años más tarde, se crea la Asociación Española de Mujeres Universitarias impulsada por Clara Campoamor y María de Maeztu. En un primer momento se denominó Juventud Universitaria Femenina y se inscribieron cien de las 345 mujeres que cursaban estudios universitarios en toda España. Tras la guerra civil, se refunda en 1953 con la pretensión de la liberación de la mujer a través de la promoción social y la implicación de los sectores culturales liberales.

Es en esos años, en 1926, cuando un centenar de damas de la burguesía ilustrada funda en Madrid el Lyceum Club Femenino. Es ésta una asociación de mujeres de corte cultural que nace con la vocación de defender la igualdad femenina y la incorporación plena de la mujer a la educación y al mundo laboral. Su presidenta será la incansable María de Maeztu y la primera sede estará en la calle de las Infantas, 31, en la Casa de las Siete Chimeneas.

Después llegó la guerra civil y la dictadura lo que ralentizó el movimiento feminista. Aunque las madrileñas siempre fueron adelantadas a su tiempo, porque hábilmente encontraron los cauces «consentidos» para organizarse de alguna manera. Evitaron términos como «feminista» para no despertar agravios en aquella sociedad y así consiguieron crear el Seminario de Estudios Sociológicos sobre la Mujer, la Asociación Española de Mujeres Universitarias, el Movimiento Democrático de Mujeres o la sociación de Mujeres Juristas.

Más información en «Madrileñas de armas tomar», de Ángel del Río.

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