Muy cerca del Teatro real, entre la calle del Espejo y de la Unión se encuentra una pequeña calle, la del Lazo. Hoy nos referimos a ella por las leyendas que encierra. Como sabéis en nuestra ciudad muchas calles aguardan oscuros secretos.

Parece que recibió este nombre porque un día apareció un gran lagarto en el arroyo de San Ginés. Los vecinos, atemorizados, se pusieron de acuerdo y decidieron tenderle una trampa. Le pusieron un lazo y con ello acabaron sus correrías.

Otra versión nos lleva al S. XIII, a tiempos de Alfonso X. Se cuenta que este rey estaba enamorado de una dama llamada María Dalanda que vivía en aquel lugar y que su majestad le había regalado un lazo de oro en muestra de su amor.

Pero la dama no tenía los mismos sentimientos hacia el monarca. Le tenía mucho respeto y amistad pero ella estaba enamorada de otro caballero. Lo siguiente fue que Alfonso X se puso celoso y en su afán por saber quién era quien la rondaba, la mandó espiar.

Y resulta que sus vigilantes descubrieron al amado. Y la consecuencia fue fatídica. Un día el joven apareció muerto y, entre sus ropas, encontraron prendido aquel lazo real, signo delator de la infidelidad de doña María Dalanda.

Más información en Leyendas de Madrid, de Reyes García y Ana María Écija.

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