Terminada la Guerra Civil, Madrid quiere recuperar el antiguo esplendor de su Semana Santa. Lo primero que hará será encargar a escultores de renombre imágenes que vendrán a sustituir a las que perecieron injustamente durante la contienda.

Con un régimen político a favor de este tipo de actos, la orden de predicadores y la Hermandad de Cruzados de la Fe, fundada en 1940, comienza el resurgir cofrade en la ciudad, claro inicio de nuestra actual Semana de Pasión.

En 1941 ya procesionan por Madrid, Jesús el Pobre, Jesús de Medinaceli y el Silencio de los Cruzados de la Fe que quieren unificar a todas las Hermandades en dicha procesión en recuerdo de la que el Viernes Santo recorría Madrid tras salir de Santo Tomás.

Cuatro años después, la Semana Santa es apoyada por diferentes congregaciones religiosas y parroquias llegando hasta doce procesiones, contando la del Silencio con siete parciales llegadas de los templos cercanos a la Puerta del Sol, donde se concentraban.

En los años sesenta, se empezaron a generalizar las vacaciones de Semana Santa, lo que repercutió en la asistencia a los actos religiosos de la capital aunque en los ochenta empezó a remontar. Se perdieron muchas Hermandades y se consolidaron  otras. La Semana Santa madrileña destaca por su pluralidad, como riqueza global. Gozan de haber sido fundadas en una ciudad variopinta en su estilo y de apego incondicional a sus tradiciones, forjadas a través de siglos de historia.

Más información en Semana Santa en Madrid, de Enrique Guevara y Pedro Calleja.

La Pasión

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