La antigua quinta de Vista Alegre se encontraba entre las calles de Eugenia de Montijo, Clara Campoamor, Carcastillo, Padre Amigo y Blasón, en pleno barrio de Carabanchel. Ésta era una casa de campo de recreo que Pablo Cabrero había adquirido en 1823.

La vista desde este lugar era tan bonita que dio lugar al nombre Vista Alegre. La quinta contaba con un gran jardín organizado en calles y plazas, además de columpios, fonda y café. Todo ello, hacía que fuese muy visitada por los madrileños.

El edificio en sí contaba con dos plantas, en la baja había salas para billar, café, despacho, cocinas, despensas y un corral. En el edificio adosado estaba la casa de baños con un total de diez bañeras. A su alrededor había una huerta y árboles frutales.

puerta bonitaEn 1832 fue adquirida por la reina Mª Cristina que la amplió y la convirtió en Real Posesión. Dos décadas después Isabel II la vendió al marqués, D. José de Salamanca. Desde ese momento, fue conocida como la finca del Marqués de Salamanca convirtiéndose en un lugar paradisíaco.

Pocos años después de la muerte del marqués, se convirtió en asilo y más tarde en el instituto de reeducación de inválidos. Se construyeron nuevos edificios sociales y docentes como el Orfanato Nacional o la Residencia de Estudiantes de San Fernando. Con ellos, se perdió la esencia de quinta de recreo, permaneciendo solo su arbolado.

En 1846 se construyó la valla que rodea rodeaba la quinta de Vista Alegre. El acceso a la quinta por la calle General Ricardos en el número 184 fue conocida como la Puerta de Madrid y por los carabancheleros como Puerta Bonita, por la belleza de su enrejado de hierro forjado de fundición inglesa.

Más información en Los Porqués de Madrid, de Mª Isabel Gea.

 

 

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