Es el Cuartel de Conde Duque uno de los mayores exponentes de la arquitectura madrileña. El Consistorio trabaja desde hace tiempo en su restauración y para ello ha recurrido a las ideas que tuvo su propulsor Pedro de Ribera.

Contamos los orígenes de este emblemático lugar. El edificio se concibió para albergar a la guardia de corps del rey Felipe V. El amplio solar había pertenecido al Conde Duque de Olivares, razón por la que hereda su nombre.

Corría el año 1717 cuando Ribera plantea la construcción de un inmueble. Su idea era plasmar el barroco típico madrileño en un edificio que fuese rectangular, de 228 metros de largo por 83 de ancho, convirtiéndose en la fachada lineal más larga de España.

La tarea planteaba ciertos problemas de base ya que se trataba de una parcela con forma de polígono irregular y con una acusada pendiente entre el centro y el extremo más próximo a la calle Princesa. Para salvarlo creó una galería de bóvedas de distintas alturas lo que permitió que las plantas bajas quedaran al nivel de la calle Conde Duque.

Pero en esta obra de gran envergadura llegó un momento en que se acabó el dinero. Para ahorrarse la cimentación de la zona donde más se elevaba el edificio decidieron calzar los pilares más altos con escombros, lo que ponía en grave peligro la estabilidad del mismo.

Las reformas posteriores no fueron si no parches. El Ayuntamiento de Madrid lleva desde 2009 trabajando para saldar estos problemas tan graves. Ha realizado el pilotaje del edificio y calzado los pilares mediante un complicado sistema de micropilotes, con columnas de hormigón de hasta ocho metros de altura.

Todo parece indicar que en 2011 el Conde Duque recuperará su esplendor y volverá a ser un icono del patrimonio artístico madrileño y de la cultura en general. Las reformas actuales han servido también para adaptar el edificio a las nuevas necesidades y hacerlo más cómodo.

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