Hace ya varios siglos en Madrid estuvo el hospital que muchos de sus vecinos conocían de manera popular con el poco agradable y desalentador nombre de “los podridos”. Para conocer el origen de tal denominación toca remontarse a los tiempos de la Reconquista, concretamente al sitio de Baza. Durante este episodio se propagó una terrible epidemia de peste que afectó y contagió a buena parte de las tropas cristianas. Por este motivo la reina Isabel la Católica dispuso la creación de un hospital de campaña, para atender la salud de los soldados enfermos.

Años más tarde, durante el reinado de Carlos I este hospital se traslada ya de manera estable a Madrid aunque mantenía una particularidad, estaba reservado a las tropas y soldados y se ubicaba junto a la Puerta del Sol, entre el camino de Alcalá y la carrera de San Jerónimo, junto a la ermita de San Andrés. Es en esa época cuando los madrileños lo bautizaron cruelmente como el “hospital de los Podridos”, ya que en él ingresaban los enfermos contagiados por alguna epidemia. Más tarde, el hospital y la iglesia fueron bautizados con otro nombre que seguro al lector le resultará un poco más familiar, el del Buen Suceso. Ambos edificios se derribaron en el año 1854 para afrontar la reforma de la Puerta del Sol.

Historia extraída de nuestro libro «Madrid para morirse… de risa y de asombro»

texeira

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