entierro de la sardina

«El entierro de la sardina» de Francisco de Goya.

Felipe V había prohibido el Carnaval y lo mismo hizo su sucesor, Fernando VI. Será Carlos III quien restablezca esta tradición incorporando nuevas ideas: los bailes de disfraces. Será en 1766 cuando se celebre el primer baile de Carnaval en el Teatro del Príncipe.

El conde de Aranda fue el precursor de estos bailes, habiendo obtenido el beneplácito de ciertos religiosos. Bailes que serán reglamentados con unas Ordenanzas del disfraz y unas normas en las danzas perfectamente delimitadas. Los bastoneros o delegados del corregidor eran quienes hacían cumplir dichas normas empleando unos bastones con cintas de colores que marcaban los cambios de danzas y los posibles desórdenes.

En el S. XIX los bailes de máscaras cada vez son más comunes y se extienden no solo a los teatros, sino también, a las casas de los nobles y salones donde se dan cita la alta burguesía. Pero también el pueblo llano disfrutará de desfiles de carrozas que recorren las principales calles de la ciudad gracias a una iniciativa municipal.

Entre los bailes que se organizaban en los teatros, destaca el que tenía lugar en el Teatro Real que, desde que empezó a construirse, se empleó para estas celebraciones, incluso doce años antes de ser inaugurado. Solían comenzar tras la llegada de los Reyes Magos de Oriente y acabar el domingo de piñata.

Más información en Fiestas tradicionales madrileñas de Reyes G. Valcárcel y Ana Mª Écija.

 

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